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miércoles, 29 de mayo de 2013

RECLAMANDO NUESTRO PODER - Ramtha

RECLAMANDO NUESTRO PODER
Ramtha
Conferencia del 11-2-2009
 
¿Sabéis lo que significa «querer»? Deberíais saberlo, pues es la pala­bra que más se usa en vuestro idioma. Todos vosotros queréis, que­réis, queréis. Bueno, eso está muy bien, porque "querer" pone a funcionar las ruedas de la manifestación.
 
Deseo que os convirtáis en una luz para este mundo. Os acercáis a un tiempo épico en el que vuestro plano os va a necesitar. Para convertiros en esa luz, debéis aprender el conocimiento más grande que hay y luego dominar vuestras limitaciones de pensamiento.

¿Sabéis de qué manera queríais todas las cosas de vuestro sueño: fama, fortuna, belleza, amantes, ropa, casas? Es el mismo querer.
 
Si al hecho de querer ser un maestro le aplicáis la misma fuerza que le habéis aplicado a cosas insignificantes en vuestro sueño, os convertiréis en la inteligencia sapientísima.

En mi vida, yo lo quería; no sabía qué era lo que quería; sólo lo quería. Y quizás las más grandes manifestaciones se originan del querer sin imagen.

Ahora, yo miro vuestras vidas y observo vuestras frustraciones, limitaciones, apuros, enfermedades y también veo quién las creó: vosotros. Todo lo que vosotros sois en este sueño, lo sois porque queríais ser de ese modo. Ya sea que seáis ricos o pobres, reyes o mendigos, casados o solteros, buscadores, seguros, felices o infelices, vosotros lo creasteis; hicisteis que vuestra vida fuera así.

Queríais experimentar todo eso para alcanzar un resultado: sabiduría emocional.

De modo que no han sido los juegos de acción lo que ha sido importante, sino el tesoro de la re-acción llamado sabiduría. Y todos habéis ganado el tesoro de esas experiencias, mas todavía no se ha convertido en sabiduría, porque aún está nublado por la culpa, la censura, la inseguridad y los sentimientos de fracaso.

Algunos de vosotros sois increíblemente infelices; lo veo en vosotros. Bueno, no siento lástima por vosotros porque yo, en el marco de un discernimiento más profundo, veo que vosotros creasteis esa infelicidad; queríais que fuera de ese modo. Solamente cuando queráis que vuestra vida sea diferente, cambiaréis.

Nada, nadie, ningún poder, ni siquiera yo, con todos los mensajeros, los milagros y el conocimiento, puede cambiar vuestras testarudas mentes. Porque, como veis, la llave para la puerta del entendimiento está a vuestro lado de la puerta.

¡Sois un dios, y cualquier cosa que deseéis en vuestro reino, así será! Esa ley única e inimitable no se puede debatir ni anular.

Muchos decís que estáis estropeados en vuestras mentes. Adivinad quién os estropeó. ¡Asumid la responsabilidad! Es vuestra. ¿Cómo corregís esa situación? ¡Deseadlo! No hay ni un problema que tengáis que no se pueda solucionar en un abrir y cerrar de ojos. ¡Ni uno!

¿Conocéis el gozo? El gozo es el tesoro maravilloso del sentimiento. No obstante, hay aquí un gran número de vosotros que nunca ha conocido este paraíso de la emoción. Conocéis la explosión de risa ocasionada por chistes crueles y cosas similares, pero nunca habéis sido ensalzados y felices en todo momento por estar viviendo en un estado de ser. Siempre hay algo que os deprime y vosotros mismos creáis esas cosas.

Si los hijos o el marido os hacen infelices, es porque les habéis permitido hacerlo. Habéis permitido que vuestra felicidad se centre en ellos más bien que en vosotros.

Si os hacen sentir desdichados, les habéis entregado vuestro poder, porque a cada cosa que esté por fuera de vosotros y que le permitáis resolver vuestra re-acción, le entregáis vuestro poder. ¿Sabíais eso?

La felicidad es auto-realizada. El gozo es el resultado de la soberanía, y atrae vuestro poder de regreso a vosotros.

Un maestro despierta del sueño en el que ha estado sumergido y empieza a ser soberano otra vez, empieza a reclamar su poder para hacerse fèliz a sí mismo.

Para llegar a ser soberano, el primer descubrimiento de un mae­stro es que ha creado su vida del modo que él deseaba. Llega a estar consciente de que él escogió cada cosa.

Esa toma de consciencia aumenta su poder y él empieza a despertar de su sueño.

Si asumís la responsabilidad de vuestras vidas y os concienciáis de que creasteis cada cosa dentro de vuestro reino y permitisteis que ocurriera todo, os liberar aréis de la culpa, el reproche y el odio. Ganaréis sabiduría de este sueño y obtendréis paz y gozo.

Ahora, ¿queréis manifestar? ¿Queréis convertir el agua en vino? ¿Queréis manifestar pan en la mano u oro en vuestra caja fuerte? Cuando formáis parte de un grupo de seguidores, de un culto o secta, le entregáis vuestro poder a aquello.

¡Nunca seréis soberanos en un grupo! Eso se hace individualmente. La mente extravagante, ilimitada aparece sólo cuando uno está completamente en armonía con su yo. Ahora sabéis por qué un mae­stro camina solo.

Un maestro nunca le pide a otro respuestas, porque él sabe que a cada momento que lo haga, se aparta de su saber interior. Un maestro conoce su destino, porque posee el poder de un Cristo que despierta. Todo lo que tiene que hacer es reflexionar y desear, y cualquier cosa que desee saber se le revelará en un momento.

Como él desee que sea su futuro, así será.

¿Queríais encontrar al mejor maestro? Yo soy el mejor maestro, dentro de mi realidad y para mí no es difícil decíroslo.

Pero el mejor maestro para vosotros es vuestro dios interior que os hace «vosotros». Si empezáis a entregarme vuestro poder al querer idolatrarme o al colocar la responsabilidad de vuestro aprendizaje sobre mi espalda, os sacaré inmediatamente de esta audiencia. ¿Comprendéis? (Los miembros del auditorio inclinan la cabeza en señal de aprobación).

No hay nadie dentro de lo visible o lo invisible que sea más grande que vosotros. Habéis creído que sois inferiores habéis idolatrado dioses; os habéis convertido en sus esclavos. ¡No es de extrañar que no podáis manifestar nada! ¡No os queda ni el poder para espantar una nosca de la nariz! Y eso es porque habéis seguido las enseñanzas de otras entidades durante siglos. Y cuando seguís, solamente aprendéis a imitar. De modo que todos sois muy buenos en lo que respecta a ser seguidores, pero no sabéis lo que es dirigir.

Y ser un líder no significa reunir un grupito y llevarlo a algún lugar; significa dirigir el yo: visión de sí mismo.

Ya es hora de que os sigáis a vosotros mismos y al Cristo que está latente dentro de vosotros. Para recuperar vuestro poder, pedid consejo únicamente a vosotros mismos. Nadie más sabe las respuestas mejor que vuestro dios, porque la pregunta es la respuesta.

Desde el Señor Dios de vuestro ser, pedid al Padre interior que os dé conocimiento, y él os lo manifestará, ¡hecho a la medida!

Pedidle claridad al Padre interior y luego simplemente sed, permitid que venga. Cuando menos lo esperéis, seréis iluminados. Sabréis la respuesta de un modo inefable; ahora será sabiduría dentro de vuestra alma, otra perla que ya es vuestra.

Un maestro toma conciencia, reclama y llega a ser. ¡Llega a ser! ¿Qué llegáis a ser? ¡Libres!

Para lograrlo, no tenéis que ser nada en particular, solamente ser; eso es tener todo vuestro poder, al dejar el camino libre.

Para convertiros en Dios, no tenéis que hacer nada. No tenéis que meditar ni cantar hasta volveros roncos; sólo tenéis que querer serlo. Entonces el alma de vuestro ser os manifestará todo lo que sea necesario para lograrlo.

Un maestro siempre es. Un maestro ama, ciertamente, y su amor por otras entidades es incondicional, pero un maestro siempre se aferra a sí mismo, porque mientras más lo haga, mayor será su poder sanador para el mundo.

Os convertís en Dios y en Cristo para vosotros mismos, a pesar del mundo y sin embargo para el mundo. En otras palabras, primero estáis vosotros, vosotros y vuestro dios. El resto del mundo tendrá que esperar hasta que el proceso de «llegar a ser» sea «algo maravilloso».

Hay algo importante que debéis saber: No existe tal cosa como la anti-verdad. Dentro del Todo en el Todo, no hay tal cosa como el anti-Todo. Cada cosa es cierta, porque cualquier cosa que uno piensa, la siente y lo que uno siente, es realidad en su reino.

Una persona puede cambiar su verdad en cualquier momento, porque al cambiar de parecer cuando lo desee, cambia sus sentimientos. Y si cambia sus sentimientos, ha aceptado una nueva verdad, una nueva realidad, de modo que reaccionará de acuerdo con ella.

Todo el mundo tiene la razón, porque cada uno es un dios que posee la libertad para crear su propia verdad, o sea su propia realidad. La persona que no cree en Dios tiene razón; la persona que os odia tiene razón. Estas son enseñanzas firmes, pero un maestro entiende.

Hay otros cuya realidad es que ellos tienen la única verdad; se llama dogma. ¿Sabíais que tienen razón? Su dogma es una realidad para ellos. Se convierte en vuestra realidad solamente si la aceptáis.

Si deseáis convertiros en el SER, debéis permitirles a los demás que tengan su verdad.

Si no lo queréis, entonces os involucráis en su polaridad; os convertís en guerreros. 
 
Si los juzgáis y perseguís por causa de su verdad, nunca conoceréis la vuestra, puesto que el hecho de pronunciar sentencia sobre ellos os cegará y os esclavizará. Condenar a otros por lo que creen es otra manera de renunciar a vuestro poder.

¿Qué significa «ser una luz»? Significa vivir vuestra verdad, vuestra realidad. La verdad no es algo que se habla, es algo que se vive. Y las virtudes que van de la mano con vivir vuestra verdad son permitirles a los demás que sean y amarlos en libertad. Cuando amáis a otros al otorgarles la libertad para mantener y expresar su propia verdad, sois una luz para aquellos que quieren ver vuestra verdad.

Comprended la esencia de la gente y sus creencias. Amadlos y dejadles el camino libre. Si estar solos con vuestra propia verdad y ser sinceros con vuestro Padre interior, si escuchar a vuestro saber interior significa que nadie más estará de pie a vuestro lado, entonces estad solos, ¡valdrá la pena! (Recoge su vaso y brinda con la audiencia). ¡Por la libertad!

Bien, deseo entregaros una enseñanza con respecto a las «verdades espirituales» , pues aquí hay muchos que os autodenomináis entidades «espirituales» , i,no es verdad`? i,Sabíais que eso es una limitación? Si decís que sois «espirituales» , le habéis entregado vuestro poder a otra ilusión, porque cada cosa es espiritual, ¡no hay ni una sola que no lo sea!

Las entidades espirituales cuentan con su propio juego de dog­mas, pero si creéis en el karma, estáis labrando vuestro destino en piedra.

Si creéis en el pecado, ciertamente estáis perdidos.

Si creéis que la reencarnación, la rueda de la vida, es la utopía de una vida continua, sois de mente limitada, porque más allá de la rueda hay mucho más. Tanto que no os lo podéis imaginar.

Si creéis que sois parte de una «familia de almas», os estáis comprometiendo a estar con las mismas viejas almas, os quedáis sin explorar el drama humano en toda su belleza.

Algunos de vosotros tenéis una buena cantidad de guías, ¡y siempre son aristócratas! Y mientras más guías tengáis, más especiales os sentís. Bueno, ese es otro dogma, un dogma espiritual.

¿Sabéis quiénes son vuestros guías? ¡Vosotros mismos! «Ohhh». (El auditorio ríe). No tenéis que estar de acuerdo conmigo; podéis aferraros a esas entidades si así lo queréis. Pero si sois una entidad soberana, no necesitáis un guía, ¡especialmente 42 de ellos!

Vuestro gran guía es el espíritu de vuestro ser; es la luz que rodea vuestro cuerpo. Fue la primera luz de la creación y se llama la corona azul. Si no tuvierais esa magnífica luz a vuestro alrededor, flotaríais hacia el vacío, célula por célula. ¿Qué os mantiene intactos? ¿Cuál es el pegamento? Se llama amor. Se llama Pensamiento, que es Dios, en forma de Luz
 
Vuestros científicos han fotografiado el electro más bajo de este maravilloso campo de luz, pero vuestra fotografía no es lo suficientemente veloz para capturar la luz más grande, la frecuencia más alta de la corona azul, la cual se expande bastante lejos. En un maestro, la luz puede tener hasta 4.5 kilómetros de diámetro. Para una persona de mente cerrada, su luz está muy cerca de su cuerpo porque sus pensamientos están totalmente enfocados en la densidad
de la materia.

Con frecuencia las entidades ven su propio espíritu y creen que
es otra entidad, hasta le asignan un nombre. Sin embargo esa es la luz de sus propios seres lo que ven, porque vuestra luz a veces se centra frente a vosotros y podéis percibir vislumbres de ella. Esa luz es la fuente donde obtenéis todas vuestras respuestas, porque está conectada a la Mente de Dios. De modo que en lugar de llamarla Shamán Plumarroja, o Dr. Ming Hing Poo de la Tercera Dinastía, o George, llamadla lo que es: ¡YO SOY! Ella sí sabe todo.

Ahora, muchos de vosotros habéis escuchado una voz e inmediatamente pensasteis que erais un canal o un médium. No es así. ¿Por qué no podéis aceptar que es vuestro propio saber interior? Porque eso es en verdad lo que escucháis. Las estrellas y los planetas no controlan vuestras vidas. Nada que esté por fuera de vosotros controla vuestras vidas, a menos que se lo permitáis.

Es una hipocresía decir que sois Dios y luego afirmar que el universo ha planeado vuestro destino. ¿Sabéis por qué funciona la astrología? Porque las entidades creen tanto en ella que la hacen funcionar; ¡así de poderosos son sus pensamientos!

Contratáis a entidades para que os digan lo que ya sabéis y luego les dais todo el crédito. ¡Les estáis entregando vuestro poder a ellas, a las estrellas, a los cristales, a los maestros! ¡Despertad! No es nada raro que los gurús hagan su agosto en este país. (Sacude la cabeza). ¡Nada raro!

Cuando os preguntáis a vosotros mismos, al dios de vuestro ser, él sabe, él tiene las respuestas. Cuando le preguntáis a alguien más, es siempre un juego vano, un acertijo, una especulación.

Todos esos son dogmas espirituales. Y no hay nada de malo creer en ellos si esa es vuestra verdad, pero el dogma es una hipócrita ofensa a la revelación interior divina.

Mientras sigáis creyendo en un poder por fuera de vosotros, nunca llegaréis a ser Dios. ¡Nunca!

Ahora entendéis por qué tantas entidades no me quieren, porque yo de una patada les quito sus muletas. (Recoge su vaso, suspira y hace un brindis ). Por la comedia humana.

Bien, otro dogma espiritual. ¿conocéis «el sendero? En la religión es tan estrecho (porque entidades de mente estrecha lo inventaron) que no cabe todo el mundo.

El sendero a la iluminación no es un sendero. El sendero queda ahí mismo donde estáis.

¿Sabéis que vuestro camino puede zigzaguear, pasar por colinas, por valles, puede pasar por tranquilas depresiones, cruzar ríos y ar­royos susurrantes?

¿Sabéis que puede ir al fondo del mar, por encima de él, o quizá al otro lado de la luna? ¿Cómo sabréis si estáis en el sendero correcto? 
 
Cuando tengáis una sonrisa en el rostro, cuando lo que hacéis os haga felices. El sendero correcto está dondequiera que seáis felices.

Ahora, si vuestro sendero tiene una `Y' en el camino y os da dos opciones, pero ninguna de las dos os hace felices y estáis confundidos, no toméis una decisión. Nunca toméis decisiones cuando estéis confundidos. Permitid que la respuesta os llegue; no demorará siglos, solamente momentos. Poneos de pie allá con una sonrisa en el rostro, ahí mismo donde estáis, y permitid que la confusión se aquiete. Cuando lo permitáis, el sendero se aclarará, porque se siente bien adentro. Puede que no sea lo correcto para otros, pero lo será para vosotros.

La felicidad es el único sendero a la iluminación, porque mientras mas os complazcáis a vosotros mismos y más viváis en un estado de gozo
más cerca estaréis de Dios, porque gozo es lo que el Padre es.

¿Sabéis qué es el aburrimiento? Es vuestra alma diciéndoos que ya habéis aprendido todo lo que necesitabais de esa experiencia. Ya no os intriga, no os desafía ni os ensalza, porque ya aprendisteis todo lo que había que aprender de ella. Si estáis aburridos de algo, es hora de cambiar; es hora de seguir por otro camino. Esto se aplica al trabajo, a la creatividad, a las relaciones sentimentales, a los esposos, amantes, esposas. Se aplica a todo.

Un maestro sabe cuándo ha aprendido todo lo que hay que aprender y sigue su camino. Y se mueve solo en las direcciones que le proporcionan gozo y felicidad . Por supuesto, podéis vivir en la misma choza el resto de vuestras vidas. Si estáis felices ahí, quedaos, pero permitid que vuestra alma os hable y os diga dónde está vuestra felicidad.

Ahora, ¿qué es la voz de Dios? ¿Qué es ese saber que pensasteis que vendría desde el cielo como un relámpago y os diría qué hacer?

Son los sentimientos. Escuchar la voz de Dios es escuchar lo que sentís. Los sentimientos son, en verdad, el conocimiento inefable.
 
¿Sabéis por qué no puedo enseñaros ese saber interior? ¡Porque debéis sentirlo! Puedo contaros acerca de ese sentimiento, pero nunca entenderéis qué es lo que estoy diciendo hasta que tengáis la experiencia.

(Hace un brindis por el auditorio). ¡Por el aburrimiento! ¡Por el cambio! ¡Por el futuro! ¡Por siempre y para siempre! ¡Que así sea! Auditorio: (Brinda con él). ¡Que así sea!

Ramtha: Ahora, ¡volveos felices! Deshaceos de las cosas en la vida que no os traen gozo. Sabéis cuáles son. Todo lo que tenéis que hacer es mirar a vuestro alrededor. Mirad vuestras paredes. ¿Qué tenéis colgado allá? ¿Qué leéis? ¿Qué os esclaviza? ¿Qué os limita? No importa lo que sea, permitid que salga de vuestra vida. ¡Cualquier cosa que no os dé gozo, desembarazaos de ella! Porque es como una sanguijuela. Si no estáis contentos en vuestra relación sentimental, expresadlo. Sed honestos, vivid vuestra verdad. Por primera vez, vivid vuestra verdad. Si queréis cambiar de domicilio, ¡cambiadlo! ¿Qué os detiene?
 
No hagáis nada que no os produzca gozo. El hacerlo equivale a no amarse a sí mismo. Sed justos con vosotros mismos. Haced lo que os produzca gozo, a pesar de lo que digan los demás. Hacedlo por amor al Dios interior.
 
Os he entregado enseñanzas maravillosas y os he apremiado para que las recibáis. Cuando salgáis de aquí, seréis aun más apremiados. os presionaré hacia vuestra maestría, porque así lo queréis! El conocimiento que os habría tomado existencias para aprender, lo estáis adquiriendo en momentos. Os saludo por permitir que eso suceda.
 
Que así sea! Eso es todo.
 

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